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Terremotos, inundaciones, guerras y miseria ¿Qué papel juega el individuo con sus miedos e inseguridades en este mundo tan convulso? ¿Qué va a ser de nuestro planeta? ¿A dónde iremos cuando no tengamos casa? Para el autor, cada persona y cada época, tienen una misión. Necesitamos la fuerza para realizarla. Detrás de los fracasos individuales y de los desastres históricos, se esconde la chispa que enciende el fuego de la vida.  Es importante descifrar el mensaje positivo de nuestras propias vivencias.

La palabra castellana “anhelo”, expresa la característica contradictoria e insaciable de nuestra naturaleza humana. Anhelar significa tender hacia la plenitud, hacia la altura; denota dificultad al respirar, como suele ocurrir en situaciones límite.

Desde la altura se divisa el abismo. El ser humano se compone de ambas tendencias. Capacidad de volar y peligro de hundirse. Cuando se anula la dimensión transcendental el ser humano se encoge, queda descentrado y pierde la relación originaria consigo mismo y con los demás. Por consiguiente, lo que hace o dice carece de sentido.

La vida es como un teatro que nos sorprende cada vez que se levanta el telón, la trama nos mantiene en vilo de acto en acto. En el teatro de este mundo, diríamos con Calderón, no hay nada definitivo, ni camino, ni lógica preconcebida. El camino “se hace al andar”, la secuencia se confirma al actuar, siempre pendientes del próximo acto que queda por representar. Después del desenlace, la obra permanece inacabada. El motor de nuestra vida es un anhelo que no se cansa de esperar.

ANHELO. Tiefenfenomenología de la Esperanza

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